La mayor paliza de baloncesto

Jugador de la NBA con mayor puntuación

En el baloncesto, los puntos se utilizan para llevar la cuenta del marcador en un partido. Los puntos pueden acumularse mediante la realización de tiros de campo (que valen dos puntos desde la línea de tres puntos o tres puntos desde más allá de la línea de tres puntos) o tiros libres (que valen un punto)[1] El equipo que registra la mayor cantidad de puntos al final de un partido es declarado ganador del mismo. Si el partido sigue empatado al final del juego reglamentario, se juega una prórroga adicional para determinar el ganador.

En los años que siguieron a la fundación de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) en 1946, los equipos sólo promediaban unos 80 puntos por partido[2] Antes de la introducción del reloj de tiro, los equipos solían agotar el reloj pasando el balón con más frecuencia después de haber establecido una ventaja en el juego. Si un equipo optaba por retrasar el juego, el equipo contrario (especialmente si estaba en desventaja) solía cometer faltas para recuperar la posesión. A partir de la temporada 1954-55, la NBA implementó un reloj de tiro de 24 segundos, con el objetivo de acelerar el juego y crear una experiencia más entretenida para los asistentes. Si el equipo ofensivo no lograba llegar al aro con el balón dentro de los 24 segundos asignados, perdía la posesión[4] Esta innovación dio como resultado un promedio de puntuación más alto[4].

Más puntos en un partido de la NBA por un jugador

En los deportes, una goleada es una victoria fácil o unilateral.[1][2] Ocurre cuando un equipo deportivo o un individuo supera a otro por un gran margen o de tal manera que permite al segundo equipo o individuo pocas posibilidades de victoria desde un punto temprano en una competición, juego, concurso o evento, por ejemplo, el equipo Frosties derrota al equipo Goose 9-1. El término se utiliza a menudo en referencia a la competición atlética, pero se emplea en otros contextos como la política electoral (véase también el sinónimo landslide)[3][4][5].

Durante los “blowouts”, los locutores deportivos se enfrentan al reto de mantener el interés y los índices de audiencia de los espectadores y oyentes. Los locutores intentan mantener una reserva de discurso informativo relevante para tales eventos[6].

Durante los “blowouts”, algunos entrenadores y jugadores se sienten desafiados por la ética y la deportividad del evento. Algunos creen que no es apropiado esforzarse al máximo cuando se gana por un margen excesivo, o “aumentar el marcador”, y otros creen que en la competición atlética se supone que hay que esforzarse al máximo en todo momento. También puede ser difícil para el equipo perdedor mantener la calma. A menudo se producen gritos y peleas y se retira a los jugadores del partido cuando un equipo está siendo derrotado porque el equipo perdedor se siente frustrado y avergonzado[7] Durante la parte del partido que se juega después de que se haya decidido el resultado, que se conoce como “tiempo muerto”, la mayoría de los equipos hacen descansar a muchos de sus mejores jugadores y juegan con reservas que no juegan habitualmente en su lugar. Esto evita que los jugadores habituales se lesionen y les da la oportunidad de descansar. También da a los suplentes la oportunidad de adquirir experiencia en condiciones de juego[8]. Los aficionados suelen divertirse con cánticos sobre los equipos y jugadores favoritos que quieren ver jugar durante el tiempo muerto o sobre los equipos con los que esperan jugar en futuras rondas de la competición de playoffs[9][10][11].

Obispo sicómoro

Por fin llegamos a marzo. Durante las próximas dos semanas, veremos a todos los equipos luchar en el torneo de su conferencia tratando de conseguir una oferta automática para el Torneo de la NCAA y para los equipos que probablemente ya están en, tratando de aumentar su currículum para una semilla más alta. A continuación, echamos un vistazo a la historia de los enfrentamientos entre los cabezas de serie 1 y 16.

Los cabezas de serie número 16 tienen un récord de 1-143. Según NCAA.com, sólo ha habido 15 partidos entre cabezas de serie 1 y 16 decididos por 10 puntos o menos. Además de la mayor sorpresa en el baloncesto universitario, el último juego cerrado entre un sembrado 16 y un sembrado 1 fue en 2014, donde Arizona ganó a Weber State 68-59. Sin embargo, en 2018, los Retrievers de UMBC sorprendieron al mundo en su victoria por sorpresa sobre los Cavaliers de Virginia, cabeza de serie número uno.

Este juego sigue siendo inolvidable para mí porque UMBC está en mi ciudad natal. Fueron liderados por Jairus Lyles, quien estuvo tremendo en la postemporada ese año. Lyles anotó el triple que ganó el partido a menos de 10 segundos del final para derrotar a Vermont en el campeonato de la conferencia America East.

Aumentar el número de puntos

En esta época del año, a los integrantes del mundo del baloncesto universitario les gusta afirmar que “es difícil ganar a un equipo tres veces”. Los entrenadores utilizan la frase como una perogrullada, y a menudo se contagia a sus jugadores. En sus memorias, Dean Smith escribió: “Es muy difícil ganar a un buen equipo tres veces seguidas”. A medida que la mayoría de los torneos de conferencia se van acelerando esta semana, se volverá a escuchar esa frase. Después de que su equipo de Michigan State venciera a Maryland el domingo para establecer una revancha en el Torneo de la Big Ten el jueves, el entrenador Tom Izzo dijo: “Ahora tienes que vencer a un equipo tres veces, pero es lo que es”.

A primera vista, el argumento de que la tercera victoria es más dura que las dos primeras contra el mismo equipo parece un poco cuestionable. En la NFL, por ejemplo, los datos muestran que si un equipo gana los dos primeros enfrentamientos, ganar el tercer encuentro consecutivo no es más difícil que ganar cada uno de los dos primeros. Pero los entrenadores del baloncesto universitario masculino tienen razón. Históricamente, la alta variabilidad de los resultados en el baloncesto universitario ha hecho que los ganadores de dos encuentros se tambaleen un poco más de lo normal en el tercer enfrentamiento entre dos equipos.