Efectos del estres en el estomago

Digestión del estrés

Es una sensación normal que ha evolucionado a lo largo de un milenio para protegerte del peligro. También conocida como respuesta de huida o lucha, prepara al cuerpo para la acción. Por eso, si estás en peligro, el hipotálamo del cerebro envía desencadenantes -tanto químicos como nerviosos- a las glándulas suprarrenales, que se sitúan encima de cada riñón como un sombrero encaramado a la cabeza.

Las glándulas suprarrenales producen hormonas, como el cortisol, que aumentan la presión arterial y el azúcar en la sangre (entre otras cosas). Esto es perfecto si necesitas huir de un león hambriento, pero no tanto si la amenaza que percibes es un despido inminente.

Los científicos creen que la hormona se une a los receptores del cerebro que controlan la ingesta de alimentos. Y si ya tiene más peso de forma natural, puede ser aún más susceptible, posiblemente debido a los niveles de insulina ya elevados.

Parte de esa relación se debe a la mala alimentación durante el estrés, pero la hormona del estrés, el cortisol, también puede aumentar la cantidad de tejido graso que el cuerpo retiene y ampliar el tamaño de las células grasas. Los niveles más altos de cortisol se han relacionado con una mayor cantidad de grasa abdominal profunda, es decir, grasa en la barriga.

Cómo afecta el estrés a su cerebro

Los trastornos gastrointestinales funcionales afectan a entre el 35% y el 70% de las personas en algún momento de su vida; las mujeres, más que los hombres. Estos trastornos no tienen una causa física aparente -como una infección o un cáncer-, pero provocan dolor, hinchazón y otras molestias.

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Múltiples factores – biológicos, psicológicos y sociales – contribuyen al desarrollo de un trastorno gastrointestinal funcional. Sin embargo, numerosos estudios han sugerido que el estrés puede ser especialmente importante. La relación entre el estrés ambiental o psicológico y el malestar gastrointestinal es compleja y bidireccional: el estrés puede desencadenar y empeorar el dolor gastrointestinal y otros síntomas, y viceversa. Por ello, las terapias psicológicas se utilizan a menudo en combinación con otros tratamientos -o incluso solas- para tratar los trastornos gastrointestinales funcionales.

Las funciones vitales, como la respiración, los latidos del corazón, la presión arterial y la temperatura corporal, se regulan a través del sistema nervioso autónomo. Esta compleja red de nervios se extiende desde el cerebro hasta todos los órganos principales del cuerpo y tiene dos divisiones principales. El sistema nervioso simpático desencadena la respuesta de “lucha o huida”. El sistema nervioso parasimpático calma el cuerpo una vez que ha pasado el peligro. Tanto el sistema nervioso simpático como el parasimpático interactúan con otro componente menos conocido del sistema nervioso autónomo: el sistema nervioso entérico, que ayuda a regular la digestión.

Estrés digestivo

Como gastroenterólogo, especialista en el tratamiento de enfermedades del tracto gastrointestinal (GI) y del hígado, ayudo a los pacientes a determinar si su dolor de estómago está relacionado con el estrés o si sus síntomas están causados por una enfermedad más grave.

Si su médico de atención primaria identifica síntomas de una enfermedad gastrointestinal crónica u otros signos de advertencia, puede remitirle a un gastroenterólogo como yo. Un gastroenterólogo puede ayudar a determinar si su dolor de estómago o sus síntomas gastrointestinales están relacionados con el estrés o se deben a otra afección que requiere un tratamiento diferente.

  Que parte de la mente contrala las cosas

Sabemos por las investigaciones que existe una fuerte conexión entre nuestro cerebro y nuestro intestino a través del sistema nervioso central. El sistema nervioso entérico -una ramificación del sistema nervioso central- sirve al tracto gastrointestinal, estableciendo una conexión directa entre nuestro cerebro y el sistema gastrointestinal. Esta conexión puede hacer que los procesos fisiológicos normales se interpreten como dolorosos en situaciones de estrés o ansiedad.

Cuando estamos estresados, se liberan hormonas y neurotransmisores en el cuerpo. Esto puede afectar negativamente a la motilidad intestinal, es decir, a la forma en que nuestros intestinos y nuestro estómago aprietan y mueven los desechos a través del cuerpo. Además, el estrés puede afectar al delicado equilibrio de las bacterias de nuestro intestino, provocando molestias gastrointestinales.

Estómago estresado

¿Te has preguntado alguna vez por qué sientes mariposas, nudos o náuseas en el estómago durante un acontecimiento estresante? En nuestra sociedad, cada vez más acelerada, el estrés es cada vez más frecuente, y a menudo experimentamos molestias en el estómago como consecuencia de ello.

Los expertos han descubierto que el estómago y la mente están más estrechamente relacionados de lo que se pensaba. La preocupación, el estrés, la ansiedad y los nervios pueden tener un efecto físico en el cuerpo, incluido el sistema digestivo.

Por ejemplo, las personas que padecen el síndrome del intestino irritable (SII) han descubierto que, aunque las causas principales de los síntomas suelen estar relacionadas con la alimentación, el estrés tiene un efecto enorme en su gestión diaria de los síntomas del SII.

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El intestino contiene un gran número de nervios. Cuando nos sentimos estresados, entramos en un estado de “lucha o huida”, en el que se liberan hormonas del estrés y sustancias químicas que indican al tracto digestivo que disminuya su velocidad. Estas hormonas pueden tener un efecto negativo en nuestra flora intestinal y en los anticuerpos intestinales. Si hay un desequilibrio químico en el intestino, es más probable que aparezcan síntomas físicos.

Italo Esquivel Elizondo

Mi nombre es Italo Esquivel Elizondo y soy entrenador de boxeo. Siempre me han gustado los deportes de impacto, desde el kárate hasta deportes colectivos como el balonmano. He ido probando diferentes tipos de deporte, y de todos ellos, decidí quedarme con el boxeo.

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