Estres de niños y trabajo bajo presion

Estrés tóxico

Hablar con tu hijo sobre lo que siente cuando está agobiado y lo que le hace sentirse preocupado puede ayudarle a entender mejor su estrés. Cuando reconozcan sus propias emociones, comportamientos y reacciones físicas al estrés, podrán trabajar para reducirlo.

En el caso de los niños más pequeños, sigue siendo un “detective del estrés” y ayúdales a establecer conexiones entre su cuerpo y el estrés. Si notas que tu hijo se queja de dolor de estómago o está más irritable de lo habitual, por ejemplo, y sospechas que la causa es el estrés, puedes ayudarle a pensar que lo que siente puede estar relacionado con el estrés.

En primer lugar, tranquilice a su hijo diciéndole que es habitual sentir estrés. El estrés es una parte natural de la vida de todos, y una respuesta normal de “lucha, huida y congelación” que se desencadena en el cuerpo cuando sentimos estrés. En esta respuesta, el cuerpo libera hormonas que aumentan el ritmo cardíaco y respiratorio y prepara los músculos para responder.

Enséñales palabras para describir sus sentimientos para que puedan decirte lo que sienten. Dar un nombre a los sentimientos puede ser un gran alivio para los niños. Puedes enseñar a los más pequeños palabras básicas para describir sus sentimientos, como feliz, enfadado, triste o asustado. Los niños mayores pueden beneficiarse de aprender palabras de sentimientos más complejas, como frustrado, decepcionado y nervioso.    Desglosar los sentimientos ayuda a gestionarlos mejor.

Demasiada presión sobre el niño

La presión es parte de la vida; aprender a lidiar con la presión es parte del crecimiento. Tu hijo va a tener que enfrentarse a la presión de forma habitual. Algunas de estas presiones pueden manejarse simplemente eliminando las presiones. Sin embargo, otros tipos de presión van a ser los que su hijo no pueda evitar. Lo interesante es que algunas presiones serán buenas, como tratar de conseguir una victoria en un equipo deportivo o una A en un examen. Otras presiones pueden ser malas y pueden tener un impacto negativo en la salud y el bienestar de tu hijo.

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Es posible que quieras eliminar toda la presión de la vida de tu hijo. Sin embargo, esto no es posible. De hecho, se necesita algo de presión para que su hijo tenga éxito.    Una buena cantidad de presión para su hijo sería la que le permitiera concentrarse en el problema que tiene entre manos, pero sin sentirse distraído por lo que ocurre a su alrededor en relación con el tema.    Por ejemplo, una buena cantidad de presión desafiará a su hijo pero no lo abrumará. Puede ser que su entrenador le empuje a nadar más rápido o a controlar más su patada.

Teorías de asfixia bajo presión

Los niños y los adolescentes sienten estrés cuando hay algo para lo que tienen que prepararse, adaptarse o protegerse. Sienten estrés cuando algo que les importa está en juego. El cambio suele provocar estrés, incluso cuando es un cambio a mejor.

En pequeñas cantidades, y cuando los niños tienen el apoyo adecuado, el estrés puede ser un impulso positivo. Puede ayudar a los niños a superar un reto. Puede ayudarles a alcanzar sus objetivos, a concentrar sus esfuerzos y a cumplir los plazos. Este tipo de estrés positivo permite a los niños desarrollar las fortalezas y habilidades internas conocidas como resiliencia.

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El estrés o las adversidades demasiado intensas, graves, duraderas o repentinas pueden desbordar la capacidad de un niño para afrontarlas. El estrés puede ser perjudicial cuando los niños no tienen un descanso del estrés, o cuando carecen del apoyo o las habilidades de afrontamiento que necesitan. Con el tiempo, un exceso de estrés puede afectar a la salud mental y física de los niños.

El estrés positivo es la tensión breve que sienten los niños y los adolescentes cuando se enfrentan a un reto. Puede hacer que se preparen y se concentren. Puede motivarles a perseguir objetivos, hacer cosas o probar cosas nuevas. Pueden sentir estrés positivo antes de un examen, un partido importante o un recital. Cuando se enfrentan al reto, el estrés se acaba.

El estrés de los adolescentes

¿Por qué algunas personas rinden peor bajo presión, incluso cuando utilizan una habilidad conocida para completar una tarea? Esto se llama ahogarse bajo presión, y le ocurre a muchas personas y en muchas situaciones diferentes. Entender cuándo y por qué la gente se ahoga bajo presión puede ayudarnos a rendir al máximo cuando más importa. En este artículo, explicamos la investigación científica sobre las partes del cerebro que provocan la asfixia bajo presión y cómo podemos evitar que se produzca este deterioro del rendimiento.

Imagina que estás sentado en clase haciendo un examen. Has estudiado mucho, pero de repente olvidas un dato importante que necesitas para resolver un problema. Mientras te esfuerzas por recordar ese dato, te entra el pánico. Tu corazón se acelera, empiezas a sudar y ya no puedes pensar con claridad. Esta sensación de pánico, a menudo denominada asfixia bajo presión, es una respuesta del sistema nervioso a situaciones realmente estresantes, y puede hacer que las personas rindan mal en una tarea (Figura 1) [1, 2]. No hay que confundirlo con la dificultad para respirar, la “asfixia” bajo presión se produce cuando los sentimientos de estrés, preocupación y ansiedad actúan conjuntamente para hacer que alguien rinda peor de lo que lo haría normalmente. En el ejemplo anterior, el examen puede suponer una gran recompensa (obtener un sobresaliente) o un castigo (obtener una mala nota). Este tipo de situación estresante y arriesgada puede influir mucho en la cantidad de información que un estudiante puede recordar en el momento.

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Italo Esquivel Elizondo

Mi nombre es Italo Esquivel Elizondo y soy entrenador de boxeo. Siempre me han gustado los deportes de impacto, desde el kárate hasta deportes colectivos como el balonmano. He ido probando diferentes tipos de deporte, y de todos ellos, decidí quedarme con el boxeo.

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